Johann Wolfgang Goethe
La idea de que tenemos una libertad sexual evolucionada es algo torcida y fuera de toda realidad, quizá como nunca haya demasiada información y esta se este distorsionando en nuestro ego de seres del siglo XXI.
Sociedades como la etrusca, romana y la griega tenían un vida sexual más abierta que nuestra sociedad occidental ya bien entrado el siglo XX, incluso los años 20 fueron hasta cierto punto escandalosos para algunas décadas posteriores.
Lo cierto es que algo se ha perdido en el río revuelto.
Desde la antigüedad el hombre se ha visto en la necesidad de tener un control sobre su vida sexual y su regulación social, este control permitió a muchas sociedades crecer y expandirse, no es anti natural la poligamia, pero si provoca conflictos sociales su descontrol, de hecho la historia de Sodoma y Gomorra, fuera del contexto religioso es una llamada de atención a una vida sexual fuera de un orden.
No es casualidad que las mujeres seleccionen al mejor hombre para reproducirse, ya que esto dará mayores probabilidades de éxito al hijo, y es esta parte más evolutiva de la mujer la que nos lleva a muchas reflexiones.
El hombre busca esparcir su semilla, la mujer la selecciona, el hombre busca muchas mujeres, la mujer pelea por ser la única, y esto lo demuestra las historias de mujeres que vivieron como concubinas de reyes y sultanes, intrigaban, peleaban y buscaban ser las elegidas para garantizar el futuro de sus hijos.
Siempre buscar prevalecer dentro de un principio de organización sexual y reproductiva, que garantice a los miembros de una sociedad que podrán estar listos para combatir cualquier amenaza contra grupo, una vez resuelto el orden de la vida reproductiva.
La mujer es más evolucionada que el hombre, sus rasgos físicos son una prueba, el hombre es más parecido a sus ancestros primates, la mujer que ha competido no con la fuerza o el poder, sino con la belleza y la inteligencia, ha evolucionado más en ese sentido.
Por eso ahora que la sexualidad es un asunto casi a nivel de mercancías, donde no hay control a causa de la excesiva e irresponsable promoción del placer por el placer mismo, el orden que permitió a nuestra civilización crecer se resquebraja, ya no sólo por perder su carácter reproductivo, sino por perder su sentido de cohesión y organización social.
Nuestras sociedades cada día se acercan a grados promiscuos en su vida sexual, demasiadas parejas, demasiadas relaciones rotas, incontables familias separadas, es el precio que se comienza a pagar.
Los costos económicos serán y ya son enormes, pensiones que obligan a los padres a ver su economía quebrada al mantener hijos de uno o más matrimonios anteriores y el actual, costos sociales a causa de esto, millones de mujeres solas y con hijos luchando por abrirse paso, hijos sin ejemplos, sin guía porque están solos mientras sus padres luchan por mantenerles.
No es un chiste, ni es una moda, la distracción sexual es un juego muy peligroso, aleja a los jóvenes de los estudios, debilita a la familia como forma de organización, desaparece el valor del propio ser al volverlo un instrumento de placer o de negociar sentimientos que no necesariamente deben ir ligados a la vida sexual.
La libertad sexual no es nueva, la prueba está en el kama Sutra grabado en piedra, sin embargo, parece ser que cuando las sociedades llegan a esos niveles, viene su declive y el nuevo inicio hace las costumbres sexuales más restrictivas.
Tal vez dar un condón a un hijo, y hablarle de los peligros de Sida, es poca cosa, es necesario explicarles el valor de una relación, del amor, de la trascendencia de la vida de una pareja, de explicar el valor del momento preciso, o de la estabilidad emocional de una pareja.
Hoy los hoteles de paso se anuncian en la radio y los padres lo ven normal y de una manera convenenciera, la sexualidad es normal, es un instinto, una necesidad, y está ligada al placer para obligarnos a seguir reproduciendonos, es una trampa de nuestra naturaleza, sin embargo somos una especie que ha evolucionado, creado una civilización con base a regular sus instintos puros, y la vida sexual es uno de ellos.
Gracias a esto los jóvenes pueden llevar carreras universitarias, porque se retrasa su entrada al mundo adulto con la finalidad de que vayan mejor preparados y ayuden al desarrollo del mundo mismo.
La sexualidad es un juego de adolescentes ahora, donde los padres no ven , no saben pero solapan, sin saber que podrían estar promoviendo el futuro mismo de la sociedad del mundo que vivirán sus hijos.
No es este un discurso moral, es un revisión histórico y social de nuestra civilización y del mundo actual manejado y orientado para que los jóvenes vivan una vida de placer, lejos del estudio, el trabajo, el desarrollo y el fomento de la vida intelectual.
¿Qué mundo quieres que tus hijos vivan?
Super Learning
La Revolución del Aprendizaje.
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